La silimarina (silimarina) es un tipo de compuesto de dihidroflavonol que tiene toxicidad antihepática, efectos protectores sobre las células del hígado y puede usarse como excretor de bilis. Tiene buenos efectos terapéuticos sobre enfermedades del hígado y la vesícula biliar, como hepatitis aguda y difusa, cirrosis, lesión hepática tóxica metabólica, dolor recurrente causado por cálculos biliares y cálculos biliares y colangitis.
Efecto y función
Efectos protectores y antioxidantes del hígado
La silimarina puede mantener la fluidez de la membrana celular al inhibir la peroxidación lipídica, protegiendo así la membrana celular del hígado; También puede inhibir la liberación de aniones superóxido de los neutrófilos para reducir el daño de las células hepáticas causado por las células inflamatorias. También hay estudios que demuestran que la silimarina puede aumentar la expresión de superóxido dismutasa (SOD) en linfocitos de ratones con enfermedad hepática alcohólica crónica, desempeñando así un papel antioxidante. Además, los estudios también han informado que la silimarina puede reducir la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y malondialdehído (MDA) y otras sustancias oxidantes.
Efecto antifibrótico en el hígado
Múltiples estudios han confirmado que la silimarina logra efectos antifibróticos mediante la inhibición antioxidante y directa de varias citocinas sobre la activación de las células estrelladas hepáticas (HSC).
Efectos hepatoprotectores y hipolipemiantes.
Experimentos con ratones han confirmado que la silimarina puede reducir los niveles de triglicéridos (TG) en el hígado y los TG séricos y el colesterol total (TCh). Además, estos experimentos con animales también mostraron que después de la intervención con silimarina, hubo diversos grados de mejoría en la patología hepática, como esteatosis, inflamación y agrandamiento de los hepatocitos. También hay estudios que sugieren que este fármaco puede reducir el peso de los animales de prueba.
Efectos antiinflamatorios
La silimarina puede reducir los niveles de varias citocinas proinflamatorias, como IL-8, IL-6, MCP-1 y TNF-α, ejerciendo así efectos antiinflamatorios. Este efecto se logra inhibiendo IKK-β y la actividad de p50 y p65, inhibiendo así NF-κ. Se logra mediante la acción de B.